Tartaletas de espinacas y queso Feta


Ya están aquí las espinacas. Desde hace unas semanas inundan un rincón del huerto de mis padres, y yo aprovecho mis visitas para traerme para casa una bolsa bien repleta de las espinacas más tiernas. A decir verdad, la planta que mis padres cultivan en casa es conocida como Espinaca de Nueva Zelanda (Tetragonia tetragonioides), y no pertenece ni al género ni a la familia de la espinaca común (Spinacea oleracea), aunque su sabor, su textura y su forma de cocinarla es similar a ésta, y contiene, al igual que la espinaca común bajos niveles de oxalatos, por lo que es recomendable blanquearla en agua hirviendo durante un minuto antes de cocinarla.

Su cultivo es muy sencillo porque no requiere ningún cuidado especial, ya que resiste a la mayor parte de plagas, y no hay que preocuparse de plantarlas todos los años ya que las semillas que caen al suelo un año germinarán al año siguiente. Hace unos años se plantó en el huerto de casa una única planta y desde entonces la cosecha no ha dejado de crecer, gracias a la facilidad que tiene para soltar sus semillas poco antes de morir, allá con la llegada del invierno. Tiene tanta facilidad para adaptarse al terreno que llega a aparecer como una planta invasora en algunas playas de Galicia, como la Ladeira do Chazo (Boiro), Abelleira (Muros), Estorde (Corcubión), Illa da Toxa (O Grove) o Raxó (Poio), según el artículo de Pablo y Javier Guitián titulado "Tetragonia tetragonioides en Galicia" (1987).


En cuanto al queso Feta, decir que es un queso típico de Grecia. La palabra griega feta (φέτα) viene del italiano offetta, diminutivo de offa, que significa "trocito (de comida), loncha", por la costumbre de cortar este queso en lonchas a la hora de servirlo. Se elabora normalmente con queso de oveja, y se cura en salmuera. A pesar de ello no tiene un sabor demasiado fuerte, sino más bien agradable. El que yo uso es de la marca Dodoni, y está hecho con una mezcla de leche de oveja y de cabra, aunque esta última no debe superar nunca el 30% de la cantidad total de leche.


Tiene el sello de Denominación de Origen Protegida, lo cual indica que es un producto "cuya calidad o características se deben fundamental y exclusivamente al medio geográfico en el que se produce, transforma y elabora" (wikipedia). De acuerdo con la Comisión Europea: "la biodiversidad de los pastos griegos, junto con las razas concretas de ovejas y cabras cuya leche es usada para este queso, proporcionan al Feta un aroma y sabor específicos". Fuera de la Unión Europea, al no tener este sello, se puede encontrar queso Feta fabricado incluso con un 100% de leche de vaca.


Pues bien, hace unos días probé a hacer estas Tartaletas de Feta y espinacas, porque tanto a My Missus como a mí nos encantan las espinacas y el queso Feta, y el resultado no ha estado nada mal, a pesar de que no somos demasiado aficionados a las tartaletas. Esta receta está sacada del libro Tartas, de Sarah Banbery (Ed. Parragon, 2005).


En este libro se pueden encontrar gran cantidad de tartaletas individuales y tartas dulces y saladas, todas sobre una base de masa quebrada, dulce o salada según convenga. Lo compré hace ya algún tiempo en Zara Home (no recuerdo el precio, pero había sido muy barato), y ya tenía ganas de probar a hacer alguna de las recetas que aparecen en él porque, la verdad, todas tienen muy buena pinta...

Tartaletas de espinacas y queso Feta


INGREDIENTES (para 4 tartaletas):

Para la masa:
  • 125 g de harina
  • Una pizca de sal
  • 75 g de mantequilla fría, en daditos
  • Nuez moscada recién rallada
  • Agua fría
Para el relleno:
  • 250 g de espinacas frescas y tiernas
  • 25 g de mantequilla
  • Sal y pimienta negra recién molida
  • 150 ml de nata espesa (yo crème fraîche)
  • 3 yemas de huevo
  • 125 g de queso Feta
  • 25 g de piñones


PREPARACIÓN:

1- Para hacer las tartaletas untar de mantequilla 4 moldes acanalados de 10 cm. de diámetro en la base. Poner la harina, la sal y la nuez moscada en un bol. Añadir la mantequilla. Amasar con las manos hasta obtener una masa parecida al pan rallado. Añadir un chorrito de agua fría para formar una pasta homogénea.

2- Estirar con el rodillo y dividir la masa en 4 porciones. Colocar cada porción encima de cada molde e ir presionando con los dedos hasta adaptarlas a éstos. Pasar el rodillo por encima de cada molde para retirar el exceso de masa.

3- Cortar 4 círculos de papel de horno de unos 9 cm. de diámetro y colocarlos encima de las tartaletas. Cubrir con unos garbanzos secos y meter en la nevera durante unos 30 minutos.

4- Mientras tanto ir precalentando el horno a 200ºC y preparando el relleno. Para ello escaldar las espinacas en agua hirviendo durante 1 minuto, escurrir y presionar para quitarles todo el agua que sea posible. Picarlas.

5- Precocer las tartaletas durante 10 minutos en el horno. Después, retirar con cuidado los garbanzos y el papel.

6- Derretir la mantequilla en una sartén y sofreír las espinacas a fuego lento hasta que se haya evaporado todo el líquido. Salpimentar.

7- En un bol aparte, echar la nata espesa y las yemas de huevo y mezclar bien. Añadir las espinacas salteadas y mezclar bien.

8- Desmenuzar el queso Feta con los dedos y repartirlo por las 4 tartaletas. Cubrirlo con la crema de espinacas y meter al horno durante otros 10 minutos.

9- Pasado este tiempo, esparcir los piñones por encima y proseguir con la cocción otros 5 minutos más.

10 - Desmoldar con cuidado y servir, mejor calientes, acompañadas de una ensalada de tomate.


La autora de la receta dice que están deliciosas con una ensalada de tomate y aceitunas o como parte de una cena griega. Para darles un auténtico toque griego sugiere que se hagan con pasta filo, y yo sugiero además que las aceitunas sean las griegas de Kalamata, que pasan por ser las mejores del Mediterráneo, y que cada vez son más fáciles de encontrar por aquí (en tiendas especializadas, claro...).

PUNTUALIZACIONES:

- Las medidas que vienen en el libro, que son las mismas que yo doy aquí (excepto los piñones, que indica 50 g. que a mí me parecían excesivos, por lo que puse sólo la mitad), están indicadas para 6 tartaletas de 9 cm de diámetro. Yo las utilicé para 4 tartaletas de 10 cm. y no me sobró demasiada masa. Si sobra mucha se puede cocer alguna tartaleta más en blanco y congelarla para otra ocasión.

- En lugar de blanquear las espinacas en agua, yo prefiero hervirlas al vapor unos 5 minutos, con lo que no cogen tanta agua ni pierden tantos nutrientes.

Comentarios

  1. Vaya, tengo esas espinacas desde hace tiempo en el huerto, y no sabía cuáles eran, gracias por la información...

    Te diré que yo no las escaldo, ni las cuezo al vapor... habitualmente las rehogo directamente, simplemente picadas...

    Un saludo...

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  2. Hola,

    yo tampoco sabía su verdadero nombre hasta hace poco...

    Yo también he probado a rehogarlas directamente, pero no me gusta demasiado la textura (o más bien la sensación en los dientes...), por lo que prefiero, o bien comerlas crudas (en ensalada), o bien pasadas por la vaporera antes de saltearlas.

    Un saludo.

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